Hace 9 años estaba saliendo de un retiro en Munge (India), en el que por un tiempo de 6 meses estuve guardando silencio, observándome y atendiendo el presente en el acontecer de un ashram - espacio al que se va a trabajar en uno mismo- lleno de nacionalidades, rutinas, sencillez, actividad constante, canto, lectura, poco sueño, trabajo comunitario, entre otras. Esta fue la primera vez en mi vida en que comprendí y pude verificar en la experiencia: lo que significa auto observarme. Nos invitaban a poner la atención, constantemente, en el entrecejo y visualizar un punto entre las cejas donde existe una especie de cámara de video que tiene la capacidad de ver lo que pasa con uno mismo; ¡increíble! Una cámara de video que puede observar todo el tiempo lo que yo mismo pienso, hablo, hago, siento, percibo… y lo más fantástico de esta tecnología interior es que la cámara que graba y que se da cuenta, soy yo mismo también. Es decir, soy un compuesto de dos experiencias que conviven simultáneamente: 1. la que vive, piensa, actúa, habla, percibe, siente (cuerpo, mente, espíritu), y 2. la que puede ser consciente de lo anterior. Vivir atendiendo lo que me pasa es estar en Mindfulness; un estado o una actitud frente a la vida en la que soy consciente de lo que me sucede, es decir, puedo permanecer en el presente.
Podríamos preguntarnos entonces, ¿qué es el presente? Sencillamente lo definimos como lo que me pasa en el lugar en el que me encuentro y Mindfulness es la actitud que asumo para darme cuenta de eso que me pasa en el lugar en el que me encuentro. En ese orden de ideas, la Atención Plena es la puerta de acceso a la realidad; más concretamente a mi realidad. Es la tecnología interior de alto impacto que me permite acceder a estar en mi realidad, poderla observar y desde ahí abrir espacios para comprenderla, disfrutarla, transformarla y compartirla.
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