Pregunta esencial y existencial en la vida de cualquier ser humano: ¿cómo cambio?, ¿cómo llego a otro nivel en mi vida personal, laboral, económica, relacional? Pareciera que en la biblioteca universal de experiencias tuviéramos 2 caminos determinados para hacerlo:
La historia nos muestra que el camino # 1 ha sido el más trasegado, compartido e impuesto a lo largo de nuestro devenir como humanidad. La violencia, agresión y pelea se han utilizado como herramientas para promover el cambio en las personas. En nuestro banco de creencias existen múltiples “dichos” o frases que lo avalan: “la letra con sangre entra”, “de eso tan bueno no dan tanto”, “seguro mató a confianza”, “es mejor un mal arreglo que un gran pleito”, etc. Hemos sido testigos en nuestras propias vidas de pedagogías caracterizadas por el miedo, la represión y la desconfianza. El resultado de estas metodologías no son lejanas para nosotros: ansiedad, miedo, stress, soledad, enfermedad, tristeza, desmotivación y otros estados que nos bloquean frente a la vida.
Por otro lado, el mundo ha visto cómo múltiples culturas y sabidurías antiguas han promovido la Compasión y Aceptación como camino para alcanzar el éxito en la vida. Proponiendo un proceder opuesto al de la agresión, esta invitación sugiere sacar lo mejor de nosotros cuando nos vemos en situaciones de dificultad o de sufrimiento. La reflexión es simple: cuando estamos mal, necesitamos lo mejor de nosotros para salir de la situación. Ser violentos, autocríticos e impositivos sólo promueve la prolongación del bloqueo.
La neurociencia contemplativa viene realizando experimentos en los que pone a prueba el cerebro de miles de personas que son invitadas a entrar en estados compasivos. Los resultados son contundentes: la Compasión promueve la producción de sustancias químicas en nuestro cerebro que producen Bienestar: humor, tranquilidad, afecto, alegría, positivismo, ganas de compartir, etc. Así mismo, muestra cómo estos estados de ánimo promueven comportamientos intrapersonales y prosociales que facilitan e impulsan el cambio en la persona.
Iniciar un proceso de relacionamiento con nosotros mismos caracterizado por la amabilidad y aceptación es un primer paso para iniciar un cambio con la forma en la que hemos intentado cambiar. Diálogo amable, sin juicios y con el deseo profundo de poder sentirnos seguros y en paz, es la nueva pedagogía de la transformación. Quizás alcancemos el título de Guerreros cuya espada siempre fue la amabilidad.
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