La energía vital es el fundamento de la Vida Plena de una persona. Está compuesta de 2 palabras que vamos a explicar:
1. ENERGÍA
La energía es información. Todo lo que vemos y lo que no vemos es un conjunto de información representada material o inmaterialmente. La energía es el fundamento de todo lo que subyace a la materia y también de lo que no podemos ver. La ciencia a través de la física viene demostrando cómo la energía se manifiesta por medio de frecuencias de onda que se miden en Hertz. Un ejemplo de esto lo explica ubicarnos en una habitación: la cama tiene una frecuencia específica, la mesa de noche tiene otra frecuencia diferente, los aparatos electrónicos dentro de la habitación como el televisor, el computador, las lámparas, etc., emiten frecuencias que no podemos ver con los ojos y que tienen así mismo una frecuencia determinada en Hertz. La persona que la habita es también una frecuencia energética que es el resultado de su propia energía producida por lo que piensa, lo que siente y el funcionamiento de sus órganos en contacto con la de la cama, los aparatos electrónicos, la mesa de noche.
Esto quiere decir que la vida es información, cuyo resultado es la interacción de múltiples frecuencias que vemos en la materia y que no percibimos con los sentidos en lo inmaterial. Tanto lo material como lo inmaterial tienen influencia en nosotros: nos impacta, nos afecta, nos frena o nos empuja.
2. VITAL
Comprendiendo que la vida es información, podemos decir que la calidad de esta información depende del tipo de frecuencia que la genera. Vamos a decir que podemos tener frecuencias BAJAS y frecuencias ALTAS. Cuando la frecuencia es ALTA la longitud de la onda es corta y cuando la frecuencia es BAJA la longitud de la onda es larga. Aparentemente esta información no nos dice nada relevante; sin embargo, las investigaciones en neurociencia vienen demostrando que ciertos comportamientos, emociones y pensamientos tienen frecuencias distintas. Es decir, hay estados de ser que vibran ALTO y estados de ser que vibran BAJO. Aquí algunos ejemplos de frecuencias y su relación con algunos comportamientos y emociones (ver cuadro).
Como lo muestra el gráfico, cuando hay una vibración baja en un ser humano, el resultado en su comportamiento, emocionalidad y forma de pensar está relacionado con situaciones que nos bloquean, frenan, confrontan y limitan. Por otro lado, en la medida que la frecuencia sube, la longitud de onda es más corta y tenemos más energía (información), el estado de ser se eleva entrando en contacto con las experiencias humanas que nos empujan, serenan, alegran, motivan y nos invitan a expresarnos desde nuestra mejor versión.
Para concluir podríamos decir que la energía puede ser pobre o abundante, gratificante o limitante, enferma o vital. Depende de nosotros buscar espacios de vida que nos permitan subir nuestra frecuencia para entrar en Vitalidad. Actividades como caminar en la naturaleza, meditar, pintar, danzar, compartir en familia, orar, hacer deporte, dedicarnos tiempo de calidad, nutrir el cuerpo, descansar, escuchar música o simplemente dejar de hacer para poder SER, se convierten en nuestras estrategias de autocuidado y vitalidad.
El día a día con todas sus dificultades puede bajar nuestra frecuencia energética y llevarnos a expresarnos con limitación; sin embargo, contamos con el poder de decidir cómo elevamos nuestra frecuencia, poniendo nuestra intención y acción en este tipo de acciones. La energía Vital es vital para una Vida Plena ¿Cómo estás vibrando hoy en tu vida?.
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