ALIANZA INTERNA ATENTA

Uno de los efectos más concretos que puede tener una práctica meditativa en mindfulness es su poder para permear la cotidianidad. Al final, nos sentamos a realizar la práctica de meditación para poder tener más elementos que nos aporten respuestas a las dificultades que se nos presentan en la vida diaria. 

El resultado de una persona que construye el hábito de meditar diariamente, desde mi verificación, debe ser el de una persona que vive mejor, porque:

1. Tiene más paz interior

2. Construye relaciones afectivas y efectivas

3. Tiene mejor salud

4. Por último, sabe agradecer, disfrutar y aprovechar lo que tiene.

Cuando estas 4 dimensiones florecen al interior de un ser humano, el resultado es que puede servir; esa persona puede contener, atender, inspirar, guiar, liderar a otros seres humanos a mejorar su calidad de vida.

Teniendo en cuenta lo anterior, hoy quiero escribir sobre una virtud que podemos hacer consciente y que tiene un efecto importante en nuestro medio ambiente interior y exterior: el agradecimiento. Agradecer es un acto básico, nos lo enseñan desde pequeños y tiene como función generar una disposición mental de humildad, reconocimiento y sobre todo conexión con lo que nos rodea, sea algo material, relacional, mental, emocional o espiritual.

Agradecer, por ejemplo, por la salud, la familia, el alimento, el trabajo, la vida, entre otros, genera un estado mental de conexión con eso que se está agradeciendo. Ahora,  tener algo conmigo no necesariamente significa que estoy conectado con ese algo; crear conexión es un acto que va más allá: es atenderlo, ser consciente, es estar plenamente abierto a vincularme con lo que me sucede o rodea. Conectar es fundamental pues para aprender, crecer y evolucionar, necesitamos generar vínculo; de hecho el cerebro funciona a través de millones de conexiones neuronales (vínculos eléctricos) que nos permiten actuar, sentir, pensar, percibir. 

Si bien el acto de agradecer es crear la disposición mental de apertura con su consecuente sensación de bienestar para conectar con esto que estoy agradeciendo, hay otra acción que se puede emprender para poder aprovechar esta virtud en toda su potencialidad: la valoración. Valorar es una acción que, como su nombre lo dice, le da valor a algo; en este caso valorar después de agradecer es cuidar, con acciones, eso que estoy agradeciendo. Podríamos decir que agradecer es declarar que algo es importante para mí y valorar es actuar para cuidarlo. En este sentido agradecer y valorar pueden trabajar juntas de la siguiente manera generando este resultado:

AGRADEZCO + VALORO = CUIDO LO QUE ES IMPORTANTE PARA MÍ = SOY COHERENTE

DECLARO + ACTÚO = CUIDO LO QUE ES IMPORTANTE PARA MÍ = SOY COHERENTE

Un ejemplo de esto puede ser el siguiente: 

Reconozco un día cualquiera que mi pareja es una persona que me ha acompañado, apoyado y con la que he vivido los momentos más importantes de mi vida; por consiguiente, mentalmente digo : "Gracias por tener una persona así a mi lado...". Una vez agradezco y disfruto de la sensación física, emocional y mental que esto genera, me pregunto: ¿cómo estoy valorando a través de mis acciones esta relación?, ¿cuánta atención le presto a sus necesidades?, ¿la escucho?, en mis prioridades, ¿qué lugar ocupa cuidar esta relación? Estas respuestas me indican el nivel de valoración que tengo con esta persona. Si la respuesta es de baja valoración y en mí hay agradecimiento por la persona:  

AGRADECIMIENTO + BAJA VALORACIÓN = ALERTA PARA ACTUAR

GRACIAS POR MI PAREJA + NO LE ESTOY PONIENDO ATENCIÓN =  PIERDO CONEXIÓN (reconozco su importancia) + (pocas acciones de cuidado hacia ella) = INCOHERENCIA                 

Para agradecer es importante valorar y para valorar es importante saber qué es lo que voy a valorar. Trabajan juntas y son interdependientes. Yo puedo solamente agradecer y no valorar, puedo valorar y no agradecer y así mismo tengo la opción de agradecer y valorar. 

Desde la atención plena nos damos cuenta cuáles son los recursos con los que cuento en mi realidad  - aquí aparece el agradecer - y posteriormente, soy consciente de las acciones que me permiten cuidar esos recursos para dar paso a ejecutarlas: ahí aparece la coherencia. Es decir que la coherencia es una alianza interna que se da entre el agradecimiento y la valoración cuando se está atento. 

ATENCIÓN + AGRADECIMIENTO + VALORACIÓN = COHERENCIA

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